miércoles, 24 de diciembre de 2014

JOSÉ ANTONIO MARINA EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «El mar es inarticulado cuando no se tiene un rumbo. Es el rumbo lo que da personalidad a los vientos y carácter a las mareas, haciéndolos hostiles o amistosos, y nos libra así del mutismo equívoco de lo indeterminado.»

El misterio de la voluntad perdida
1997


domingo, 14 de diciembre de 2014

D.T. SUZUKI EN EL CUADERNO DE ZENÓN




            «Si el Zen hace uso de las palabras y el lenguaje, les otorga el mismo valor que a simples monedas para el trueque o intercambio. Cuando tenemos frío, no podemos taparnos o abrigarnos con las monedas; si tenemos hambre o sed, no podemos masticarlas, ni tampoco beberlas […] Una y otra vez olvidamos esta verdad tan evidente, y así no cesamos jamás de acumular monedas, guardándolas a buen recaudo y ambicionando aún más. Pues bien, lo mismo sucede con las palabras.»

Zen
1958


jueves, 4 de diciembre de 2014

RETORNO AL SILENCIO

                Podría describirse de este modo: fue exactamente como sufrir el síndrome del miembro fantasma. Toda vez sobrevenida una amputación uno continúa sintiendo ese miembro como si todavía estuviera ahí. Jean Jacques acababa de abandonar el plano de la manifestación física, pero resultaba imposible evitar que nuestras mentes le concedieran un tiempo que ya no le pertenecía. Seguíamos sintiendo palpitar su presencia.
                No era extraño: se trataba de su segunda muerte. La primera fue un grito, una explosión de fragilidad, un arrebato inconsciente, o tal vez la inmolación consciente de un personaje con todos sus deméritos y contrariedades. Prorrumpió en un estallido que le proyectó hacia un nuevo compromiso, hacia un tiempo de cruentas colisiones entre pasado y futuro. En aquella ocasión me arrastró con él.
                Pero esta vez es distinto. El maestro –estoy seguro-  ha columbrado un grado de conocimiento superior. Y cuando el conocimiento es superior, no hay palabras que lo puedan describir, ni formular. Por ello, en esta ocasión el maestro se ha desnudado del verbo. Se ha vaciado de verbo. Se ha silenciado.
                Podemos admitir que hemos perdido la voz directa, la resonancia física, el continente y, sin embargo, perdura el contenido, la sustancia, la comunión. De tal modo que cuando hoy pensamos, cuando hoy expresamos nuestras ocurrencias, cuando hoy sentimos, no podemos decir que lo estemos haciendo nosotros solos. Quiero pensar que seguimos trabajando juntos: co-laborando, co-operando.
                Quiero pensar en ello, pero las palabras se adueñan de todos y cada uno de mis pensamientos y, lo sé, alteran mi lealtad. Por ello, firmemente, me abandono a la meditación. La mano del maestro me despoja, me sumerge, íntegro, bajo el mantillo confortable y fértil del lenguaje, hacia la raíz, hacia la médula, hacia la intuición primigenia, hacia la poesía.
                Yo          
                hemos muerto                
                nuevamente.

lunes, 24 de noviembre de 2014

AMIN MAALOUF EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Y el viernes, 2 de octubre de 1187, el 27 de rajab del año 583 de la hégira, el mismo día en que los musulmanes celebran el viaje nocturno del Profeta a Jerusalén, Saladino hizo su entrada solemne en la Ciudad Santa. Sus emires y sus soldados tienen órdenes estrictas: ningún cristiano, tanto si es franco como oriental, debe ser molestado. De hecho no habrá ni masacre ni pillaje. Algunos fanáticos han reclamado la destrucción de la Iglesia del Santo Sepulcro como represalia contra las exacciones cometidas por los francos, pero Saladino les para los pies. Muy al contrario, refuerza la guardia de los lugares de culto y anuncia que los mismos francos podrán venir en peregrinaje cuando quieran.»

Las cruzadas vistas por los árabes
Amin Maalouf
1983

viernes, 14 de noviembre de 2014

MIQUEL MARTÍ I POL EN EL CUADERNO DE ZENÓN


No em repeteixo. Dic
només coses semblants
i encara de vegades.
Sovint em descobreixo
noves arrugues, nous
i molt subtils defectes;
raons per creure en mi,
per explorar-me i créixer.
D’això parlo. Són fets
evidentment banals,
discrets, subsidiaris.
Ho sé bé prou. No em faig
il•lusions absurdes;
ja fa quaranta-nou
anys i escaig que em contemplo.
No em resigno, però
ni a l’oci ni al silenci.
Teixiré vida amb fils
de la mateixa corda
que se’m desfila als dits;
escriuré encara: escric.
I no, no em repeteixo.

L’hoste insòlit
Miquel Martí i Pol
1978


martes, 4 de noviembre de 2014

LA CUENTA ATRÁS

                Algunas palabras del maestro, lo recuerdo,  entraban por mi ventana como un vendaval gélido y furioso.  Irrumpían cruelmente, agitaban y  desnudaban mi ego de esa confortable complacencia que tan a menudo lo arropa.
                Otras repercutían como un goteo constante. Y cuando digo repercutían es que no dejaban de percutir y repercutir con suma tenacidad en ese rincón íntimo, que arrostra las más impúdicas renuncias.
                Pero las que más he temido, las que más me inquietaron apenas se escuchaban, acudían de lo más profundo, eran la sombra de un ahogado susurro, la inflorescencia de una letanía,  como tañidos depositados en el mismísimo sudario.
                Con gran solemnidad eran depositadas una a una en la espesa papilla del silencio. Con gran carestía íbanse asociando, trenzando pensamientos.
                Pero ahora no le oigo. Miro a Emilio atónita, indignada, asustada. Zenón guarda silencio al fondo de la alcoba. Y aunque retengo todavía su mano con fuerza, sólo se siente latir  el eco de sus últimas palabras:
                “Cuanto más soy conocimiento, menos soy vida. El tiempo decantado nos instruye y ejecuta a la vez la decadencia. Tenéis mis bendiciones. Ahora dejad que la vela de mis temores y mis contradicciones se vaya apagando. Debo descansar.”
                Con gran delicadeza beso su mano, que ya descansa. Y voy sumando lánguidamente a mi desconsuelo los primeros minutos de su ausencia.

                

viernes, 24 de octubre de 2014

RABELAIS EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Con gran frecuencia hacían entre los dos la bestia de dos espaldas y se acariciaban los lomos hasta que [Gargamella] quedó embarazada.»

Gargantúa y Pantagruel
1532-1564

martes, 14 de octubre de 2014

PROVERBIO ZEN

      


Gran duda, gran iluminación.
Pequeña duda, pequeña iluminación.
Ninguna duda, ninguna iluminación.


sábado, 4 de octubre de 2014

VIDA Y CONOCIMIENTO II

                 Sostengo, Zenón,  que la vida es conocimiento, porque es un código. Llámale ADN o como quieras. Este código vela por la reproducción de la vida y por la re-creación de nuevas fórmulas de vida.
                Pero, por otra parte, el conocimiento es vida en cuanto que significa una forma de conciencia. Una conciencia creativa y experimental.
                Entonces, ¿para qué quiere un código tener conciencia? ¿Para qué alimentar una espiral de perfeccionamiento?
                Sospecho  que somos parte de un todo que entreteje con nosotros nuevas tramas de conocimiento. Yo soy mi conciencia aprendiendo y todas las conciencias que me habitan, aprendiendo, y todas las conciencias que yo habito, aprendiendo.
                Piénsalo bien, jovencito.             

miércoles, 24 de septiembre de 2014

JEREMY RIFKIN EN EL CUADERNO DE ZENÓN



            «En la era de los mercados, las instituciones que acumulaban el capital físico ejercían un control cada vez mayor sobre el intercambio de bienes que se producía entre  compradores y vendedores. En la era de las redes los suministradores que acumulan un valioso capital intelectual comienzan a ejercer el control sobre las condiciones y los términos en que los usuarios se aseguran el acceso a las ideas, el conocimiento y las técnicas expertas que resultan decisivas. »

La era del acceso. La revolución de la nueva economía.
2000




domingo, 14 de septiembre de 2014

MANUELA CARMENA EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Gallardón lo ha puesto todo patas arriba, ha roto el consenso y ha disminuido los derechos de los ciudadanos y entorpecido el acceso a la justicia de los menos pudientes a fuerza de imponer tasas abusivas. Y como además, en lugar de apostar por la eficacia lo ha hecho por la austeridad, tenemos los juzgados más obstruidos que nunca. […] Si una persona tiene sobrepeso, no se corta un brazo para pesar menos y quedar con un muñón; se pone a dieta para disminuir la grasa. La grasa de la justica es la burocracia

Magazine
Manuela Carmena


jueves, 4 de septiembre de 2014

VIDA Y CONOCIMIENTO

                Zenón ha regresado antes de hora del trabajo. No estaba enfermo.
                A veces las noticias se llevan por delante el suelo que pisamos, la certidumbre, la perspectiva del camino que ayer veíamos claramente cómo serpenteaba invitándonos a soñar promesas de futuro.
                Las madres lo comprenden de inmediato. Le enseña la foto de su amigo en el móvil. “Hace tan solo dos semanas tomábamos juntos unas cervezas”.
                Y vuelve a mi mente la imagen del árbol derribado por el viento, agarrado a tierra a penas por una raíz y reverdecido.
                Si la vida es un imperativo per se, si el conocimiento es consustancial a ella, ¿qué demonios es el sufrimiento? ¿Cómo ligan vida y conocimiento? ¿En qué nos estamos equivocando?


domingo, 24 de agosto de 2014

JULIO CORTÁZAR EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien porque me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del aire... »

Carta a una señorita en París
(Bestiario)
Julio Cortázar
1951

jueves, 14 de agosto de 2014

SALVADOR PÁNIKER EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Parece demostrado que el animal humano aprendió antes a cantar que a hablar. Digamos que la música es más originaria que el habla. De modo que la palabra tiende a la música, y la música realimenta la palabra. […] Todos los pueblos analfabetos cantan y sus canciones son la memoria de sus gentes. No hay acto ritual sin música. Pero también la poesía precede a la prosa. […] La poesía no es un adorno del lenguaje, sino el fundamento mismo del existir humano.»

Asimetrías
2008


lunes, 4 de agosto de 2014

EL CULTIVO DEL YO

                Después de aquellos formidables años educando a Emilio, yo mismo había experimentado un cambio profundo. Mientras fundamentábamos su espíritu, mis largas jornadas de preparación, reflexión y proyección me habían obligado a tolerar de mala gana la presencia de un incómodo desconocido: mi propio yo.
                No cabe duda de que era un rasgo de inmadurez sentirse afectado por aquella permanente réplica enojosa. Hubiera preferido disponer de una verdadero alter ego de identidad inequívoca, ajeno a mis padecimientos, una personalidad fuerte con quien poder contrastar mi labor: mis dudas y mis aciertos. En todo caso, no debía de ningún modo demostrarle a mi alumno aquella debilidad, ya que éste no podía representar en absoluto semejante papel.
                Contábamos ya meses, si no años en aquella cabaña, tan aislados de la metrópoli, como atrapados en un medio de extraordinaria exigencia, cuando toqué fondo. De tal modo el rigor de la soledad había desnudado mi alma que en una noche de insomnio, podría decirse que al verla frente a frente, tuve miedo.
                Decidí marchar unos días, dejando a Emilio al cargo de nuestras exiguas propiedades. Marchar sin rumbo fijo, con el objetivo de recuperar la cordura, el equilibrio. Tal vez porque la única manera de saber realmente quiénes somos es enfrentarse a la imagen que los demás tienen de nosotros, acabé recalando en la ciudad. Los primeros días me hospedé en una pequeña fonda, junto al lago. Di unos paseos alrededor de éste, aproveché para recuperar mis tradicionales herborizaciones,  busqué el calor del mercado, atendí a tertulias de café, me encontré con antiguos amigos y enemigos. Hasta esto puede ser reconfortante en tales circunstancias. Pero lo más significativo ocurrió el quinto día.
                En uno de mis paseos, algo alejado de la villa, llegué a las cercanías del molino y allí, en una especie de plazoleta amenizada por el chapoteo de una magnífica fuente, vi a una criatura espléndida: una muchachita de unos nueve o diez años, la misma edad de Emilio, abstraída en la lectura de un libro. Me acerqué, la saludé y le pregunté qué leía. “Son unas fábulas, señor”. Le pregunté si le gustaban. “Oh, sí, ya lo creo. Me gusta mucho leer y también ir a la escuela”
                La niña era tan bella, que dolía. Estuve a punto de llorar allí mismo y no sé muy bien si de alegría, de admiración o de rabia por no tener yo también nueve o diez años. Pero desde el primer momento se me hizo evidente que había encontrado una compañera para mi alumno. Ella, evidentemente se llamaba Sofía.
                Pero también ocurrió algo inesperado: mi yo profundo, mi yo desnudo, manifestó una especie de aquiescencia, de alivio, al comprender que educaría tanto a Sofía como a Emilio, que ambos alcanzarían pronto un grado de madurez suficiente para afrontar los riesgos de convertirse en mi alter ego.
                Y así fue. Tras unas semanas alojado en el propio molino, conviviendo con su familia, decidimos que debían conocerse. El encuentro fue exitoso, como se puede imaginar.
                Crecieron juntos, fueron brillantes, rigurosos, críticos, alegres. Me educaron, en su simplicidad, más que cualquier universidad a la que pudiera haber asistido. Aprendí a aceptarme tal como me veía en ellos. Descubrí cosas de mí mismo que desconocía. Investigué con ellos las técnicas del cultivo del yo. Hasta que un buen día, después de años de dicha y esfuerzo, decidieron continuar una vida juntos.
                Pero ya entonces mi soledad estaba plena. Ellos partieron. Yo me quedé en la cabaña. Y no supe nada de su suerte hasta que ocurrió el maldito accidente.


jueves, 24 de julio de 2014

BERTRAND RUSSELL EN EL CUADERNO DE ZENÓN


            «La buena vida es la que está inspirada en el amor y guiada por el conocimiento. El conocimiento y el amor son ambos extensibles de forma indefinida; es por ello que, aunque se pueda conseguir la buena vida, siempre se puede imaginar una vida mejor. Ni el amor sin conocimiento, ni el conocimiento sin amor podrán originar una buena vida.»

Lo que yo creo
1925

lunes, 14 de julio de 2014

FRANCISCO ORTIZ EN EL CUADERNO DE ZENÓN



Brescia, o mare
sila demi niu
are dan mare ei.

Soden fent dicent
vai desi maio tu
derore ae ven si.

Brescia, o mare
tua mi cant
par fare feiz.

Sodent lai re
ecere manu mano
dei are tu.

1988

viernes, 4 de julio de 2014

DAGUERROTIPO


  
                 Descoloridos por el tiempo, aquellos hombres y mujeres cargan todavía con todo el dolor de una amarga centuria.
                 Hay una maldición más infecta que la guerra, que es peor que haber vivido como un despojo entre combates, peor que morir una vez, peor que quedar atrapado en una fotografía y eternizar ese dolor.
                La maldición de verdad es haber sido olvidado. La maldición de verdad es ver desde el otro lado cómo nuevas levas de desgraciados ven humillada y violada su humanidad una y otra vez. Una y otra vez.
                De entre todo aquello que aconteció mientras Jean Jacques y yo flotábamos en una desesperante sopa de letargo más allá de todo tiempo, nada nos impresionó más, al regresar, que el relato de las guerras modernas.
                Ha cambiado la manera de matar, sí. Es lejana y cobarde. Es masiva. Es anónima. Es aséptica.
                Pero no ha cambiado la manera de morir. En ella no hay diferencia de raza, de sexo,  de edad, ni de época: todos acabamos siendo iguales ante la muerte. Entonces ¿por qué la guerra?  
                Sabed que la lengua de los muertos es una, una sola; que la patria de los muertos es una, una sola; que la raza de los muertos es una, una sola.
                No dejéis de escuchar cómo susurran con la voz quebrada por el agotamiento; ejércitos de miles de millones de víctimas suplicando no ser olvidadas. ¿Puede haber algo más triste? Me temo que cien años no han sido suficientes para entenderlo.
                Honremos pues su memoria con nuestro compromiso día a día y seamos dignos de una vida que ellos no pudieron ni soñar. Aunque el rubor de la vergüenza haga temblar nuestra voz al proclamarlo.


martes, 24 de junio de 2014

GERALD BRENAN EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «En su History of the  Peninsular War, Napier observa que, aunque los españoles tienen más virtudes y menos vicios que otras gentes, resulta que sus virtudes son pasivas y sus vicios activos.»

Al sur de Granada
1957

sábado, 14 de junio de 2014

HIROMI SINYA EN EL CUADERNO DE ZENÓN

    

       «Nuestras células siempre se reemplazan por células nuevas. Las células en ciertas áreas del cuerpo son completamente reemplazadas por nuevas en varios días, mientras que en otras el proceso puede durar varios años. Y al final todas son reemplazadas. Estas nuevas células están hechas del agua y la comida que consumimos a diario. Basándonos en esto podemos decir que la calidad del agua y la comida que consumimos determinan nuestra salud. »

La enzima prodigiosa
2005


miércoles, 4 de junio de 2014

LA METAMORFOSIS

                - He visto tan depauperada la salud del maestro, Emilio. Tengo miedo. Hace tiempo ya que parece vivir en otra dimensión, agarrado a nuestras cosas por un hilo de conciencia. Un finísimo hilo quebradizo que puede partirse en cualquier momento.
                - Lo sé. Pero yo lo veo de otra forma, Sofía. Creo que es como esos árboles que son derribados por una tempestad y sus raíces quedan aún aferradas al suelo desesperadamente. Los ves tumbados, aparentemente derrotados por la vida y en cambio siguen verdes, tienen hojas, resisten. Cualquiera de esas ramas testarudas que arrastran por el suelo echa raíces y se convierte en un nuevo brote. ¿No te das cuenta?  Es una metamorfosis, un renacer.
                - Sí, es curioso. La vida, en cualquier circunstancia se aferra a la más mínima posibilidad de supervivencia. Es obstinada, es perseverante, es milagrosa. Tres adjetivos que podría llevar Jean Jacques escritos en la frente. Oh, viejo testarudo.
                - En efecto, vida, al fin y al cabo. Obstinada, perseverante, milagrosa y reflexiva.
                - ¿Reflexiva? Si la vida es un imperativo per se, ¿por qué reflexiva?
                - Porque se reconoce a sí misma, porque se transforma a sí misma, porque se explica a sí misma, porque se ama a sí misma y se reproduce a sí misma.
                - ¿Qué será del maestro?

                - ¿Todavía no te has dado cuenta?


sábado, 24 de mayo de 2014

DANIEL KAHNEMAN EN EL CUADERNO DE ZENÓN




         «El fotógrafo no contempla la escena como un instante que merezca ser salvado, sino como un futuro recuerdo que hay que diseñar. »

2011



miércoles, 14 de mayo de 2014

BHAGAVAT GITA EN EL CUADERNO DE ZENÓN


  


       «No existe sabiduría para el hombre sin armonía, y sin armonía no hay contemplación. Sin contemplación no puede haber paz, y sin paz ¿puede acaso haber dicha?»


BHAGAVAD GITA
Edición de Joan Mascaró
1962 [500 a de C.]


domingo, 4 de mayo de 2014

LA CONCIENCIA DEL MAESTRO

                De repente un relámpago se coló por las rendijas de las viejas y desencajadas contraventanas. Se había hecho de noche y se acercaba una tormenta. Al retumbar, el trueno sacó a Sofía de su estado meditativo afilando el vértigo de una obsesiva cuestión que hacía rato que le daba vueltas en la cabeza.
                - Hay una cosa que no entiendo, Jean Jacques. ¿Qué fue lo que hizo que dejara de verme con los ojos de un hombre que mira a una mujer y comenzara a verme con los ojos de un maestro que observa a su discípulo?
                - Qué gran pregunta, Sofía. Tan grande y tan oportuna es que debo confesarte que no hace tanto tiempo que he llegado a comprenderlo.
                Un segundo trueno y un contenido silencio dieron fe de la solemnidad de las palabras que vendrían.
                - La conciencia de ser para quien profesa la convicción del magisterio es esta: no verás a una persona en lo que realmente es, si no eres capaz al mismo tiempo de ver lo que puede llegar a ser; no podrás dejar de procurar todo cuanto esa persona necesite para llegar a ser aquello a lo que está llamada. El verdadero maestro no es el que se crea grandes expectativas de sus pupilos; es el que promueve el cumplimiento de unas expectativas rigurosamente precisas. Este es el don: presentir las expectativas. Evidentemente esto es algo que estaba comenzando a experimentar cuando te conocí,  de una manera torpe, intuitiva.
                - ¿Y esas expectativas sobre mi persona se han cumplido?
                - No me cabe la menor duda de que todavía no. Queda mucho por delante.
                - Entonces ¿qué espera de mí, maestro?
                - Esa no es la pregunta correcta, Sofía. La pregunta que me corresponde responder en estos días es: ¿qué me queda por hacer, qué más puedo ser capaz de hacer por ti?
                 La lluvia comenzó a golpear con furia el tejado, el asfalto, el frío metal de los vehículos, las aceras,… y luego la nostalgia, la confortabilidad, la contingencia…


jueves, 24 de abril de 2014

JOAN MASCARÓ EN EL CUADERNO DE ZENÓN


            «Al igual que el prodigio de las estrellas del cielo sólo se revela en el silencio de la noche, el prodigio de este poema únicamente se revela en el silencio del alma.»

Bhagavad Gita.
Introducción.
1960


lunes, 14 de abril de 2014

SCOTT LASH EN EL CUADERNO DE ZENÓN




         «Lo que se requiere es una noción de la implicación en las prácticas comunales a partir de las cuales se desarrolla el yo. Y quizá una de las claves se encuentre […] en una ética fundamentada en la “cura”.»

Modernización reflexiva
Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash
1994



viernes, 4 de abril de 2014

LAS DOS BELLEZAS

                - En realidad soy yo quien necesita la penumbra para hablar de todo aquello que he callado, Sofía. Desde el reconocimiento de todas mis impericias hasta la declaración de todas mis debilidades y mis dudas. Hoy quiero empezar por ti.
                - ¿Por mí, maestro?
                - Sí, amiga mía. Quiero empezar declarando mi debilidad y mi desconcierto ante la belleza.
                - Prosiga, pues. Le escucho.
                - Hay dos tipos de belleza: la belleza que ensancha la dimensión interior de quien la percibe y la belleza que enciende todos los mecanismos de la dimensión externa del observador. La primera da y la segunda exige. La primera nos concede paz, comprensión, comunión, esperanza, confianza, armonía. La segunda nos reta, se declara superior –anhelable, pero inalcanzable-, nos humilla ante ella, necesitamos reconocerla de manera profunda e integral, anexionarla a nosotros. Ésta segunda es la que detenta el erotismo, y ante ella siempre me he sentido torpe.
                He bebido de mil fuentes de belleza; toda mujer que seducía de una u otra manera era una diosa, tal vez sin quererlo. Sin merecerlo también en muchos casos, pues nada había hecho por poseer tal don. Con su indolencia algunas afeaban y empobrecían tal belleza.
                - Creo que se aleja usted de la realidad, Jean Jacques, que suele ser más simple y, desde luego, múltiple.       
                - Sí, tienes razón. Pero necesito explicarme a mí mismo qué hay en la belleza, en el erotismo, que toma el control del yo, invita a la contemplación, el roce, despierta la intensidad de todos los sentidos. Y lo necesito ahora, precisamente, que casi ya no puedo disfrutar de uno de ellos.
                - Puede que sólo sea el instinto animal, la reacción de las hormonas. O puede que sea, además, el mecanismo de supervivencia de la especie como proyección de un futuro deseable, plausible.
                - Indudablemente. Por eso la fuerza del instinto vence casi siempre a la contención de la razón. Y por ello, no puedo yo, como hombre, dejar de mirar y admirar desde esa pulsión erótica a una mujer, aunque fuera la mujer de mi hermano o mi mejor amigo. Y es aquí donde quiero regresar al principio de nuestra conversación.
                - Reconozco que me da un poco de miedo esta deriva.
                - No te preocupes, Sofía. Llegaremos a buen puerto.
                - Pues adelante.
                - Entre tantas y tantas fuentes de seducción que he disfrutado y admirado en mi vida, he de decirte que tú eres una de las más sublimes. De alguna manera me has ayudado a resolver la contradicción que yo vivía. 
                - Es bueno saberlo.
                - ¿Recuerdas que te hablaba al principio de dos modos de belleza?
                - Sí, claro.
                - En la percepción erótica predomina la belleza que despierta nuestro exterior; es el deseo. Pero en aquel sentimiento que llamamos platónico, se produce la implosión interna; es el amor.
                -  ¿Y qué tiene que ver eso conmigo, maestro?
                - Cuando te presentamos a Emilio, cuando nos conocimos, eras muy joven. Como preceptor de Emilio, como adulto, se supone que yo debía quedar al margen; creo que me entiendes.
                - Perfectamente.
                - Pero eras –y eres- una mujer de una extraordinaria belleza y no creo que haya muchos hombres que puedan quedar indiferentes a este hecho.
                - …
                - No creo que te sorprenda mi confesión ahora.
                - Debo reconocer que me incomoda.
                - Ten paciencia. Es algo más complejo.
                - Le escucho.
                - Esa admiración venía – por qué negarlo- cargada de una fuerte pulsión erótica. La conciencia de ello me turbaba enormemente, puesto que mi responsabilidad sobre la educación de Emilio y tu implacable juventud hacían que fuera realmente inconveniente. Pero pasaban los días y no hallaba la manera de serenar mi instinto. Entre tanto nos íbamos conociendo y depositabas tu confianza en mí, como lo había hecho Emilio. Esto fue cambiando muchas cosas: cuanto más ejercía de maestro, menos peso en nuestra relación tenía la libido. Cuanto más te conocía interiormente, menos física o visual era muestra relación.
                - ¿De qué manera, entonces, le ayudó esto a resolver la contradicción?
                - Ahí quería llegar. Cuando nuestra relación fue más compleja, tanto interior como exteriormente, tanto física como espiritual o racionalmente, descubrí que había vislumbrado en ti la otra dimensión de la belleza, la que conforta, la que une, la que me serenaba y permitía crecer juntos.
                - Pero hay una cosa, Jean Jacques, que no comprendo: ¿la belleza “platónica” vence a la erótica, la esconde, la acalla? ¿Qué ocurre realmente?
                - Creo que no es nada de eso. Estoy seguro de que no la vence ni es vencida. Y me parece que no la esconde ni la puede acallar del todo.
                - ¿Entonces?
                - Sólo encuentro una explicación: la hace compartida. Pero eso, Sofía, nunca me atreví a preguntártelo.
                - … Permítame, maestro, que no le responda. Al menos, no ahora –el vértigo me abruma-  aunque la contestación me ahogue la garganta…

                Quisiera refugiarme en esta cómoda penumbra unos minutos y, si me lo permite, cogerle en silencio la mano.


lunes, 24 de marzo de 2014

ANTHONY GIDDENS EN EL CUADERNO DE ZENÓN



  
        «Un mundo en el que nadie está ”fuera” es un mundo en el que las tradiciones preexistentes no sólo no pueden evitar el contacto con otras tradiciones, sino tampoco con numerosas formas de vida alternativas. Y, de igual modo, es un mundo en el que el “otro” ya no puede ser tratado como inerte. No se trata únicamente de que el otro “contesta” sino también de que es posible la interrogación mutua.»

Modernización reflexiva
Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash
1994




viernes, 14 de marzo de 2014

ULRICH BECK EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Contrariamente al difundido error, la duda hace que todo –ciencia, conocimiento, crítica o moralidad- sea posible de nuevo, solo que de una forma diferente: a una escala algo más reducida, de forma más tentativa, personal, colorista y abierta al aprendizaje social. Y, por consiguiente, más curiosa, más abierta a cosas contrarias, insospechadas e incompatibles, y todo ello con la tolerancia que se basa en la certeza final y definitiva del error.»

Modernización reflexiva
Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash
1994

martes, 4 de marzo de 2014

AROMAS EN LA PENUMBRA

                Había algo en aquella situación que incomodaba a Sofía. No era el hecho de ayudar con más frecuencia a Jean Jacques. No había en ello nada digno de relevancia. Y, sin embargo, evitaba observar al maestro cuando él hablaba, extraviaba involuntariamente la mirada en cualquier dirección, callaba y escuchaba.

                Hasta que un día Jean Jacques le pidió que cerrara las contraventanas, con el falso pretexto de desear un poco de penumbra. Ella no lo vio venir. La oscuridad invadió por completo la biblioteca y el silencio se vistió de aromas: aromas de papel anciano, madera rancia, tinta, indeleble ceniza.

                Un leve chasquido de los labios, despegando perezosamente la sequedad que los atenazaba. Aromas de duda, de jabón, de ropa limpia y fresca, de intimidad. De ahora sí, Sofía, podrás hablarme sin avergonzarte y mirarme mientras me hablas.


lunes, 24 de febrero de 2014

NICOLAS RIDOUX EN EL CUADERNO DE ZENÓN




          «A menudo nos vemos inmersos en una lógica secuencial: TENER/HACER/SER que podría traducirse de la siguiente manera: si tuviese esto o aquello, haría tal cosa y sería feliz […] Las tradiciones filosóficas y espirituales nos dicen que debería aplicarse la lógica inversa. En primer lugar, es conveniente SER, en el sentido de estar plena y auténticamente presente en el mundo (es decir, estar atento, disponible…) en especial para los otros, lo que conduciría de forma natural a acciones justas (HACER), que a veces podrían necesitar de objetos (TENER). »

Menos es más
Nicolas Ridoux
2009




martes, 4 de febrero de 2014

LA REVERBERANCIA

                Dejo atrás la hospitalidad de Poldo. Regreso a mi frágil y diminuto laboratorio itinerante de papel. Pero no dejo de pensar en la parte de la conversación que hemos dedicado a Jean Jacques. ¿Qué ocurre, qué puede ocurrir cuando un ser ya sin edad deja de ver? ¿De qué manera se despiertan otros sentidos? ¿Cómo custodia la memoria unas imágenes que nunca más se podrán renovar?
                Cuando dejemos de ser lo que éramos para él, cuando su imagen mental de nosotros sea más bien un mapa de perfumes, sonidos, palabras o caricias, ¿cómo podremos reconocernos en ella?
                Cierro los ojos y trato de sentir la inmensidad de todo lo que me rodea, trato de dibujar un mapa mental que abarque todas las presencias que conozco y que intuyo, extendiendo los perezosos tentáculos de mis torpes sentidos a través de la majestuosa continuidad de los valles y apenas alcanzo a sentir un apagado rumor de vida.
                Un apagado rumor, sí. Una reverberancia antigua que resulta sorprendentemente refrescante y renovadora, como si al pronunciar cada palabra estuviera naciendo de nuevo su significado: digo valle y nace el valle, digo pueblo y nace el pueblo, digo noche y nace la noche. De regreso a casa irán naciendo de mis labios los días que he vivido.

                Y los que vendrán nacerán palabras que nadie ha conocido todavía. Palabras de vivos colores primero, como un regalo de la infancia. Luego, tal vez como un recuerdo de las vidas que vivieron otros, palabras en blanco y negro. Sutiles tonalidades de gris para llegar al negro sobre blanco de una sentida duda. Y después, en un plácido y confortable  fundido en negro  descansarán por fin todas las palabras. Se hará la paz. Será la certidumbre.


viernes, 24 de enero de 2014

DALE CARNEGIE EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «Todo el mundo busca la felicidad, y hay un medio seguro para encontrarla. Consiste en controlar nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, depende de condiciones internas. No es lo que tenemos o lo que somos o dónde estamos o lo que realizamos, nada de eso, lo que nos hace felices o desgraciados. Es lo que pensamos acerca de todo ello.»

Cómo ganar amigos e influir sobre las personas
1936



martes, 14 de enero de 2014

THOREAU EN EL CUADERNO DE ZENÓN



           «Influir en la cualidad del día, he aquí la más suprema de las artes. »


Walden
1854


sábado, 4 de enero de 2014

EL MERCADER Y EL POSADERO


                Un buen café caliente después de ordenar los libros y dejarlos en la furgoneta. La fonda de este pueblo está muy cerca del recinto del mercado. Nos conocemos. Me han comprado algunas guías de excursiones de la zona para tenerlos a disposición de sus clientes. La persona que regenta el negocio es un lugareño desenvuelto y afable. Le llamamos Poldo. Tiene un gran instinto para llevar la conversación por veredas seguras, pero fuera del marco de la relación con sus parroquianos, cuando su lengua se desata es propenso a la fina crítica y a un intenso sentido práctico. Hoy estamos solos.

                - ¿No ha venido Sofía?
                - No ha podido. Tenemos al maestro un poco desentonado.
                - Será la edad.
                - Si tú supieras…
                - ¿Y qué le pasa? ¿Algún resfriado?
                - Algo peor: está perdiendo la vista. Y la poca que le queda la malgasta en la lectura.
                - Es irónico que digas eso, señor librero.
                - Lo digo con no poco dolor. Le hemos explicado que podemos conseguirle audiolibros, pero dice que no es lo mismo y que los que realmente le interesan no están editados en ese formato. Algunas veces Zenón se presta a leerle. Yo no tengo tanto tiempo. Y Sofía menos.
                - Debe de ser duro para él.
                - No quiero ni pensarlo.

                Poldo seca copas en la barra mientras hablamos. Pronto vendrán los clientes a comer. Es domingo y el mercado atrae a la población del entorno. El frío hace el resto.

                - No quiero ser indiscreto, Emilio, pero tengo curiosidad por saber cómo acabó lo de esa chica.
                - Pues no lo sé. Zenón no ha vuelto a acompañarme y no le he preguntado. A mí me pareció una excelente persona.
                - Lo es. Ahora hace días que yo tampoco la veo.
                - Encuentros fugaces. Tú debes de ser testigo de más de uno aquí adentro.
                - Tendría para más de un libro.
                - Todo es empezar.
                - Yo no sé escribir, amigo. Cada uno a lo suyo. A mí me toca alimentar los estómagos y a ti las almas. Mejor que no intercambiemos los papeles.

                El menú del día es suculento. Al final escojo -y es difícil- un buen estofado, de primero, y  unos calamares rellenos, de segundo. Anna, su mujer, es una excelente cocinera.

                - No me has dicho cómo va lo del permiso para la terraza.
                - Oh, ese tema acabará conmigo. Los del ayuntamiento se han empeñado en que tengo que poner una plataforma de cemento en el jardín. ¿Puedes creerlo? Con lo bonito que tiene mi mujer este jardín, que es la envidia de todo el que pasa. ¿Cómo voy a estropearlo de esa manera?
                - ¿Es muy rígida la normativa municipal?
                - No me hables de las leyes. Las leyes son la muerte del diálogo. Si la gente fuera capaz de ponerse de acuerdo, no harían falta tantas leyes. Es como eso de la seguridad. Si la gente fuera más decente, no harían falta alarmas, ni policía, ni contraseñas, ni qué sé yo. Que no es más seguro el pueblo que tiene más policías ni más justo el que tiene más leyes, vamos, creo yo.
                - Crees bien. Y yo lo que creo es que te llevarías muy bien con mi maestro.