martes, 24 de marzo de 2015

ALLAN WATTS EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «El maestro vigila como un jardinero cuida el crecimiento de un árbol, y quiere que su alumno tenga la actitud del árbol: la actitud de crecimiento sin finalidad para el cual no hay atajos porque cada etapa del camino es a la vez principio y fin.»

El camino del Zen
1958



sábado, 14 de marzo de 2015

CHUANG-TZU EN EL CUADERNO DE ZENÓN


           «En torno de nosotros se producen cosas, pero nadie sabe de dónde. Salen, pero nadie ve la puerta. Todos los hombres estiman la parte del saber conocido. Ignoran cómo servirse de lo Desconocido para alcanzar el saber. ¿No es esto un extravío?»

Siglo IV a. de C.



miércoles, 4 de marzo de 2015

AROMA DE ESPECIAS

                Había regresado Zenón de un largo fin de semana fuera de casa y nos disponíamos a comer juntos, cuando Sofía venía algo alterada de no se sabe dónde. Traía en su mano una carta cerrada y nos buscaba como si la que se hubiese perdido fuera ella.
                - Estamos aquí, en la cocina, Sofía.
                - Ay, madre mía, no os lo vais a creer. Estaba buscando en la biblioteca el libro de recetas veganas y al moverlo, ha caído este sobre cerrado, con letra inconfundible de Jean Jacques. No nos dijo nada sobre él.
                Evidentemente ninguno de nosotros dudaba de que debíamos abrirlo de inmediato y leer su contenido, pero no nos atrevíamos a mover ni un dedo.  Nos mirábamos, mirábamos la misiva sobre la mesa y creo que me traicionó el pensamiento al verbalizar mis conclusiones tal y como me venían a la mente.
                - Si lo dejó junto al libro de recetas, es que quería que la leyera Zenón. Él es el verdadero aficionado a la cocina en esta casa.
                - Tienes razón, Emilio. Pero supongo que podemos escuchar, ¿no?
                Sí, podríamos escuchar, sin duda. Pero la carga emocional era especialmente intensa si aceptábamos que había una intención manifiesta por parte del maestro en relación a quién debía encontrar este mensaje.
                Y así, nuestro hijo abrió el sobre con su estilete, extrajo las hojas, dejó que respirasen el suave aroma de especias que moraba en la estancia y se dispuso a leer…